Voluntarios villamarienses ayudan a la inclusión de niños en Brasil

Un paseo por Brasil a través de las favelas puede tener uno de los puntos más mágicos gracias al papel de las ONG´s y la labor del voluntariado. Es lo que sucede en este caso con la experiencia vivida por dos profesores de EF que aplican la herramienta más poderosa que tienen, el Deporte, para favorecer la inclusión.

Voluntarios villamarienses ayudan a la inclusión de niños en Brasil

 

Dedicar su tiempo y conocimiento para colaborar a través de una ONG, en una barriada humilde del país vecino, es lo que Luciano Petraglia y Karen Garino (profesores de EF), desempeñan como voluntarios en una fundación en Brasil, aplicando el deporte como herramienta de inclusión.

 

Cuando ves el valor que le dan los niños a algo tan simple como el agua, que la toman del vaso y le pasan la lengua aprovechando hasta la última gota, te das cuenta que no aprendimos a valorar lo indispensable. Muchas veces no se mira para el costado, tan concentrada que está mucha gente en el último celular o en cambiar el modelo del auto”, explica Luciano Petraglia, el joven, que se crió en Villa María entre los barrios San Juan Bautista y Rivadavia e hizo su formación en el Colegio Belgrano.

 

La ONG internacional, Aiesec, comenzó al término de la II Guerra Mundial con el objetivo de trabajar por la paz. “Ellos tienen distintos proyectos y a nosotros nos pareció que al que más podíamos aportar era el de la inclusión de niños y jóvenes de sectores vulnerables a través del deporte”, indicó el joven voluntario.

 

Durante la practica del voluntariado, Luciano y Karen viajaron hacia Brasil. “La ONG te consigue el hospedaje y una comida diaria y nosotros pagamos el viaje y el resto”.

 

Cada mañana, empieza el largo recorrido que los separa del lugar en el que se aloja, con la sede de la Fundación Creche mãe Shirley, que se encuentra en el barrio Barramares de Vila Velha. Aiesec trabaja en conjunto con fundaciones de todo el mundo donde se hacen los intercambios de voluntarios.

 

“El viaje es aproximadamente de dos horas de ida y otras tanta al regreso, Incluso, tenemos que cambiar el transporte para llegar”. En esa fundación hay actualmente ocho voluntarios de Argentina, Chile, Perú Alemania y Venezuela.

 

La fundación asiste a casi 200 chicos ofreciendo actividades de entretenimiento, deportivas, como así también el fortalecimiento de valores, donde un grupo de niños asisten a la mañana y el otro, a la tarde. Se programan juegos y actividades, por lo que regresan casi al anochecer.

 

De los voluntarios, algunos trabajan en el área de comunicación, otros tienen tareas pedagógicas, enseñando, por ejemplo, idiomas, etc… “lo nuestro es el deporte como medio de inclusión, pero no solo hacemos jueguitos o tiramos una pelota, sino que buscamos explotar los valores de cada vivencia ya sea en el aula o en el campinho”, explica Luciano.

 

Cada día, cuando llegan al barrio, ven ojos muy tristes y sin mediar palabras reciben abrazos, abrazos en silencio y la respuesta de ese abrazo con una sonrisa es para esos pequeños una cuota única de alegría, ese vacío que tienen, esa falta de cariño en la casa es moneda corriente acá e intentan componer por lo menos un pequeño porcentaje de esa sensación. A través de esta ONG, los jóvenes desarrollan sus capacidades en sus programas de intercambio en diferentes partes del mundo. Actualmente la red internacional de Aiesec incluye más de 100.000 miembros en 126 países y territorios. Es la organización internacional de jóvenes más grande del mundo, reconocida por la ONU.

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